Dilema del Prisionero y Tenencia de Armas
Hace un tiempo, hablé acerca del dilema del prisionero con un ejemplo abstracto. Hoy voy a hacerlo con respecto a la portación de armas
En general, los liberales nos dicen que si un consumidor prefiere un bien a otro lo hace porque "está dispuesto" a renunciar al otro en nombre de este bien que lo vuelve "más feliz". Como corolario, el oferente que pone a dispocisión de un consumidor un determinado bien, está mejorando la vida de este o, cuanto mucho, dejándolo indiferente. Me propongo demostrar con un ejemplo que no es así
Supongamos que Juan y Pedro viven en uan comarca más o menos aislada (En un hipotético territorio donde no existe el estado) en sendas fincas más o menos cercanas entre sí, cada uno con su familia. Juan y Pedro se tienen un leve desprecio y una desconfianza mutua que no llega hasta el odio. A cada uno de ellos le gustaría que el otro se fuera de la zona pero ninguno está dispuesto a complicarse la vida entrando en conflicto con el otro.
Supongamos, para simplificar, que ambas economías familiares son gemelas. La mayor parte del año viven en una situación de autoconsumo; pero esta vez, después de la cocecha, cada uno obtuve un exedente que podrá gastar en un bien de consumo para felicidad de su familia. Pero en eso, un viajero les ofrece a cada uno, por exactamente la suma total de los ahorros que pensaban gastar en la felicidad de su familia, una pistola automática bastante poderosa y suficientes cargadores como para iniciar un ataque y expulzar a su indeseable vecino.
Juan estudia la oferta y piensa "No hay peligros graves en esta región, las alimañas no son tan peligrosas y Pedro teme a salir mal parado en una confrontación. Además, prometí a mi familia ese regalo tan deseado", pero luego se percata de que, si Pedro obtiene el arma, podrá expulzarlo a él y quedarse con su casa y sus bienes, incluido el regalo prometido a su familia.
¿Cuál sería la decición racional a tomar por cada uno de los implicados? Como en la otra ocación, hagamos una tabla para aclararlo:
En las filas estudiaremos las posibles opciones de Pedro y en las columnas las de Juan
Opciones | Juan compra el arma | Juan compra el regalo a su familia |
Pedro compra el arma | Ninguno tiene el poder de saquear y expulsar al otro, ambos conservan su casa. Pero ambos se quedan sin el regalo y los dos tienen que dormir con miedo al arma del otro | Pedro expulsa a Juan, se queda con ambas casas y el regalo comprado por Juan. Juan se queda sin nada |
Pedro compra el regalo a su familia | Juan expulsa a Juan, se queda con ambas casas y el regalo comprado por Pedro. Pedro se queda sin nada | Ambos disfrutan del regalo con sus familias, ambos conservan sus casas, ambos pueden dormir tranquilos |
¿Cuál es entonces la decisión óptima? Depende. Si confiamos en que nuestro vecino va a seguir pautas similares de conducta, deberíamos invertir en los bienes que hicieran felices a nuestras familias. Pero si sabemos que nuestro vecino podría armarse en nuestra contra, no tendremos más remedio que armarnos en defensa ¿Qué hacemos?
Ahora, supongamos que el estado les prohibe a Juan y Pedro el tener un arma en sus casas sin ofrecerles nada en compenzación ¿Salen ganando o perdiendo nuestros personajes?. Un liberal estricto diría que salen perdiendo porque tienen una opción de consumo menos y nada más a cambio, yo digo que salen ganando porque ahora tienen acceso real a una opción de consumo mejor, antes no la tenían porque estaban obligados a gastar en su propia subsitencia
Se me dirá que el ejemplo es muy abstacto y poco realista (Como si no lo fueran los modelos economisistas con curvas de indiferencia entre dos bienes y cajas de Pareto). Pero, si lo llevamos a la realidad, con cientso o meles de agentes independientes, es un poco peor. La adaptación mutua no equilibraría la relación por sí sola a menos que todos los miembros sin exepción aceptar abstenerse voluntariametne de comprar armas