Monday, April 03, 2006

Frente a los cuentos randroides, la realidad de Zanon

Los liberales inventan todo tipo de historias (Dependiendo de las características del público) para justificar las enormes diferencias de ingreso en el mundo actual. En general hablan de que los ricos son más trabajadores o más ahorrativos... algunos más descarados como Mises o Ayn Rand dicen lo que realmente subyace en su doctrina: Los pobres son inferiores, todo lo que tienen se lo deben a la actividad de los ricos, que son superiores y generan la riquesa de cuyas migajas ellos viven.


Ayn Rand incluso ha escrito cuentos al respecto para ejemplificar sus tesis. En La Rebelión de Atlas, nos muestra un grupo de empresarios que, cansados del expolio del estado intervencionista, se esconden en un paraje remoto (Creo recordar que en las Montañas Rocosas) para ver como la sociedad se viene a pique sin su providencial intervención y esperar el momento para iniciar una especie de "Revolución capitalista"


Pero ya estamos grandecitos para esos cuentos. En realidad sabemos que los que producen la riqueza son los obreros, los patrones son obviamente (A menos que uno no quiera verlo) una pesada carga a mantener (Y a veces demasiado pesada) y que sin ellos una unidad productiva funcionaría mejor. Si una fábrica genera ganancias para sus patrones ¿Por qué clase de magia no lo haría para todos nosotros? A menos que nos creamos la tesis de que los empresarios son superiores. la pregunta queda sin respuesta.


Al menos en Argentina, la realidad es que las fábricas recuperadas por los obreros, como la industria cerámica Zanon son más rentables que las empresas tradicionales, tanto que han podido pagar todas las deudas e impuestos atrazados que había dejado el patrón prófugo, retomado a los trabajadores que éste había echado, y abuerto unos 50 nuevos puestos de trabajo. Es obvio que sea más eficiente, ya que no tienen que mantener patrones, lo único sorprendente es que a algunos les resulte sorprendente.


La recuperación de Zanon se dio cuando su patrón, ávido de mayores ganancias, declaró un lock out para exigir una baja en los beneficios sociales. Como no le salió bien, abandonó la fábrica y a todos los obreros. Cuando vio que estos seguían produciendo, ¡Quiso recuperarla!


Me alegro de que a los ricos argentinos les guste leer Ayn Rand, lástima que lo hacen sólo para acallar su conciencia acerca de su egoísmo, ojalá tomaran el ejemplo de La Rebelión de Atlas y se fueran a esconder todos... esperando que el país se caiga a pedazos y les vayamos a golpear las puertas ¡Lindo chasco se llevarían!

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